Mañana de domingo, mientras me regocijaba entre las notas delas voz de la Lina, un café con leche y el sol que se veía reinaría en este día, leía a W. Whitman. Si hojas de hierba… y encontré un extracto de “Partiendo de Paumanok” que me pareció necesario compartir, que todo el que pudiera, aunque fuera por el azar y el ocio de una mañana de domingo, tropezarse con èl. Es el numero 11. Disfrútenlo en calma.
“Mientras daba en Alabama mi paseo matinal,
Vi a la hembra del sinsonte en su nido,
Entre zarzas empollando sus huevos.
Vi también al macho,
Me detuve a escucharlo muy de cerca,
Mientras él inflaba la garganta y
Cantaba, gozoso.
Y allí, detenido, se me ocurrió que aquello
Por lo que él cantaba
No estaba tan sólo allí,
Que no era sólo por su compañera y por
él mismo, ni por todo lo
que el eco le devolvía,
Sino por algo sutil, clandestino, remoto,
Una orden transmitida y un oculto don
para todos aquellos que nacían.”
Walt Whitman (1819 – 1892)