miércoles, 7 de noviembre de 2007

Espantapájaros - Oliverio Girondo

No sé me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija. Le doy una importancia igual a cero, al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias; ¡pero eso sí! —y en esto soy irreductible— no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar. Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme!


Ésta fue —y no otra— la razón de que me enamorase, tan locamente, de María Luisa.
¿Qué me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos? ¿Qué me importaban sus extremidades de palmípedo y sus miradas de pronóstico reservado?


¡María Luisa era una verdadera pluma!


Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina, volaba del comedor a la despensa. Volando me preparaba el baño, la camisa. Volando realizaba sus compras, sus quehaceres.
¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando, de algún paseo por los alrededores! Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado. “¡María Luisa! ¡María Luisa!”... y a los pocos segundos, ya me abrazaba con sus piernas de pluma, para llevarme, volando, a cualquier parte.
Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia que nos aproximaba al paraíso; durante horas enteras nos anidábamos en una nube, como dos ángeles, y de repente, en tirabuzón, en hoja muerta, el aterrizaje forzoso de un espasmo.


¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera..., aunque nos haga ver, de vez en cuando, las estrellas! ¡Qué voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes la de pasarse las noches de un solo vuelo!


Después de conocer una mujer etérea, ¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre? ¿Verdad que no hay una diferencia sustancial entre vivir con una vaca o con una mujer que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo?
Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender la seducción de una mujer pedestre, y por más empeño que ponga en concebirlo, no me es posible ni tan siquiera imaginar que pueda hacerse el amor más que volando.

lunes, 15 de octubre de 2007

a través de las palabras - Claudia

Cómo puedo verte
a través de las palabras?
Hay alguna de ellas
que signifique tu mirada?
Es que yo quería que sintieras
el sabor
de mis lágrimas...
Pero
ya no tengo
Por eso,
cómo podría ocultarlas?
(para vos)

martes, 18 de septiembre de 2007

Lo peor de amor...



















Lo peor del amor cuando termina



son las habitaciones ventiladas,



el puré de reproches con sardinas,



las golondrinas muertas en la almohada.



Lo malo del después son los despojos



que embalsaman al humo de los sueños,



los teléfonos que hablan con los ojos,



el sístole sin diástole sin dueño.




Lo más ingrato es encalar la casa,



remendar las virtudes veniales,



condenar a la hoquera los archivos.




Lo peor del amor es cuando pasa,



cuando al punto final de los finales



no le quedan dos puntos suspensivos…

viernes, 14 de septiembre de 2007

¿Donde está la palabra... - Patricio Huidobro.


¿Donde está la palabra que me exprese
y donde la expresión de mi sentido?
¿Por qué el fervor de mi existencia crece
y clama por lo humano que ha perdido?

¿Cómo pido a la Vida que regrese
hasta el tiempo genuino del olvido,
cuando veo ternura que florece
si restauro al amar tu amor herido?

¿Qué rito de la noche estará ausente
del juego con tu cuerpo amanecido?
Destinado estoy a ir como un torrente
silenciando su casta de bramido.
como estirpe en delirio permanente
despeertando al amor que se ha dormido.

miércoles, 12 de septiembre de 2007

El Doliente - Oscar Hahn




Pasarán estos días como pasan
todos los días malos de la vida
Amainarán los vientos que te arrasan
Se estancará la sangre de tu herida

El alma errante volverá a su nido
Lo que ayer se perdió será encontrado
El sol será sin mancha concebido
y saldrá nuevamente en tu costado

Y dirás frente al mar: ¿Cómo he podido
anegado sin brújula y perdido
llegar a puerto con las velas rotas?

Y una voz te dirá: ¿Que no lo sabes?
El mismo viento que rompió tus naves
es el que hace volar a las gaviotas.


sábado, 8 de septiembre de 2007

Resulta




Ahora resulta que tengo cáncer

Ahora resulta que voy a la gruta de Lourdes

Ahora resulta que no tengo cáncer

Ahora resulta que tengo fe

Ahora resulta que voy a una orgía

Ahora resulta que no tengo fe

Ahora resulta que soy un desprejuiciado

Ahora resulta que soy un desgraciado

Ahora resulta que tengo cáncer de nuevo

Ahora resulta que voy a la gruta de Lourdes de nuevo

Ahora resulta que no resulta

¡Ahora resulta que Dios es un picado!

domingo, 2 de septiembre de 2007

Pequeña del Amor - Jaime Sabines (1951)



Pequeña del amor, tú no lo sabes,
tú no puedes saberlo todavía,
no me conmueve tu voz
ni el ángel de tu boca fría,
ni tus reacciones de sándalo
en que perfumas y expiras,
ni tu mirada de virgen
crucificada y ardida.

No me conmueve tu angustia
tan bien dicha,
ni tu sollozar callado
y sin salida.

No me conmueven tus gestos
de melancolía,
ni tu anhelar, ni tu espera,
ni la herida
de que me hablas afligida.

Me conmueves toda tú
representando tu vida
con esa pasión tan torpe
y tan limpia,
como el que quiere matarse
para contar: soy suicida.

Hoja que apenas se mueve
ya se siente desprendida:
voy a seguirte queriendo
todo el día.


Imagen: Mi mujer desnuda - Salvador Dalí